Foto: Ilustración de cómo habrían funcionado los postes.
Fuente: ABC.es | J. de J. | 15 de julio de 2013
La capacidad de medir el tiempo es uno de los logros
humanos más importantes y es fundamental para entender cómo se han
desarrollado las sociedades. Arqueólogos británicos han descubierto en
un monumento mesolítico de Aberdeenshire, Escocia, el que consideran el calendario más antiguo del mundo, que data alrededor del año 8.000 a.C.
Este «anuario» unisolar mide el tiempo a partir de las
fases del Sol y de la Luna. Si los científicos están en lo cierto,
precede en 5.000 años al más primitivo sistema de medir el tiempo que se
conozca haya sido creado por el hombre.
Hasta ahora, se creía que los primeros calendarios habían sido creados en Mesopotamia, hace 5.000 años.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Birmingham
descubrieron que un monumento (unos hoyos que contenían postes de madera
y representarían los meses del año) creado por cazadores-recolectores
en Aberdeenshire, hace cerca de 10.000 años, parece imitar las fases de
la Luna con el fin de realizar un seguimiento de los meses lunares en el transcurso de un año.
El sitio, en Warren Field, Crathes, también se alinea en la salida del Sol del solsticio de invierno,
proporcionando una corrección astronómica anual con el fin de mantener
el vínculo entre el paso del tiempo, indicado por la Luna, el año solar y
las estaciones asociadas.
«Las
evidencias sugieren que las sociedades de cazadores recolectores en
Escocia tenían tanto la necesidad como la sofisticación que hacen falta
para medir el tiempo a través de los años», dice el arqueólogo Vince Gaffney (izquierda), responsable de la investigación, que se publica en la revista online Internet Archaeology. «Al hacerlo, esto ilustra un paso importante hacia la construcción formal del tiempo y, por lo tanto, de la propia historia».
Según Richard Bates (derecha), de la Universidad de St Andrews, «este
es el primer ejemplo de una estructura de este tipo y no hay ningún
sitio comparable conocido en Gran Bretaña y Europa en miles de años
después de que se construyera el monumento de Warren Field».
Temporada de caza
«Hemos
estado tomando fotografías del paisaje escocés durante casi 40 años,
registrando miles de sitios arqueológicos que no han sido detectados
desde el suelo. Warren Field destaca como algo especial. Es notable
pensar que nuestro reconocimiento aéreo puede haber ayudado a
encontrar el lugar en el que el tiempo mismo se inventó», dice David Cowley (izquierda), otro de los investigadores.
Pero, ¿para qué necesitaban medir el tiempo estos primitivos antepasados de los británicos? Christopher Gaffney (derecha),
de la Universidad de Bradford, explica que, para las comunidades de
cazadores-recolectores prehistóricas, conocer qué fuentes de recursos
alimenticios estaban disponibles en diferentes épocas del año era
crucial para su supervivencia. Estas comunidades dependían de la caza de
animales migratorios y las consecuencias de perderse estos
acontecimientos suponía el hambre.
«Necesitaban tener en cuenta las temporadas
cuidadosamente para estar preparados para cuando ese recurso alimenticio
estuviera a mano, por lo que un calendario estacional tiene sentido», dice Gaffney.
Impresión artística de cómo era Warren Field hace unos
10.000 años. En el centro (abajo) se muestra material ardiente en uno de
los hoyos "de calendario".
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