jueves, 11 de julio de 2013

LOS MARABÚS GIGANTES

Reconstrucción a escala del marabú gigante y el Homo floresiensis. NCB NATURALIS/INGE VAN NOORTWIJK


Fuente: ABC.es | 10 de julio de 2013


El Homo floresiensis, también conocido como el Hombre de Flores o "hobbit" debido a su pequeña estatura, encontrado en 2003 en la isla indonesia del mismo nombre, vivía en medio de una naturaleza exuberante. Una investigación de Hanneke Meijer (izquierda),  del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), recoge de forma exhaustiva por primera vez las aves que habitaron la zona en la época del hombrecillo, hace unos 18.000 años, durante el Pleistoceno.


El artículo, publicado en línea en el Journal of Vertebrate Paleontology, identifica un total de 579 individuos, entre los que destacan un marabú gigante y una especie de buitre ya extinguida.


Liang Bua es una impresionante cueva caliza de la isla de Flores, en Indonesia, que desde hace años está proporcionando una diversidad de fósiles espectacular entre las que destaca una especie de elefante pigmeo, dragones de Komodo, diferentes especies de ratas y de murciélagos y, quizás el más conocido de todos, un pequeño homínido que fue bautizado como el Hombre de Flores, de 25 kilos de peso y que apenas medía un metro de altura. El estudio de estas enigmáticas especies a menudo han impedido que se conozcan otros grupos faunísticos muy relevantes, como las aves, cuya presencia en el registro fósil puede aportar información sobre el tipo de ambiente que había en el pasado.
Foto: Cueva de Liang Bua.
El equipo de Hanneke Meije clasificó un total de 579 huesos de aves hasta el menor nivel taxonómico posible y asignaron 244 de estos restos a especies de aves no paseriformes (los paseriformes son las aves que popularmente llamamos "pájaros" o “aves canoras”) de 13 familias diferentes. Un 80% de las especies del Pleistoceno identificadas en el estudio aún se encuentran hoy en día en la isla, mientras que el resto corresponde a especies extintas.
Foto: Bolsas etiquetadas con huesos de aves.

Palomas, gavilanes y loros

La presencia durante el Pleistoceno de loros, vencejos, palomas, lechuzas, gavilanes o martines pescadores, entre otras especies, sugiere una diversidad de hábitats importante alrededor de la cueva en el pasado, que incluía desde bosques húmedos a prados, pasando por zonas con masas de agua como ríos o lagos y algunas zonas con bosques más abiertos.
Entre las aves no paseriformes descritas en este artículo, destacan algunas especies de tamaño muy grande, como Leptoptilos robustus, un marabú gigante que podía llegar a casi los 2 metros de altura o el buitre Trigonoceps sp., lo que supone la primera evidencia de la presencia de buitres en Wallacea (derecha), la zona que comprende varias islas entre Asia y Oceanía y que es una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo.
Estos grandes carroñeros podrían haber competido entre ellos por los restos de los elefantes pigmeos que se han encontrado en el interior de la cueva, probablemente trasladados hasta allí por el Homo floresiensis.
Los investigadores también han detectado un cambio en las especies representadas en el registro fósil entre el Pleistoceno superior (hasta hace unos 10.000 años) y el Holoceno (desde hace 10.000 años hasta el actualidad). Al final del Pleistoceno superior, la cantidad de especies asociadas a zonas de humedales disminuye. Algunas especies, como el marabú gigante o el buitre desaparecen del registro fósil en esa época, mientras que otros, como la paloma imperial o la tórtola de doble collar aparecen solo durante el Holoceno. Aunque esto podría reflejar un cambio en las condiciones locales, coincide con un cambio climático que se produjo al final del Pleistoceno, hace unos 30.000 años y que habría provocado un cambio de bosques monzónicos tropicales hacia bosques más secos y más abiertos. Esta disminución de determinadas especies también podría estar relacionada con la llegada de los hombres modernos a la isla.

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